Con la victoria 3-1 anoche ante Acassuso, sumó su tercer triunfo seguido y recuperó el liderazgo de la Primera B Metropolitana. Volvió a mostrar intensidad, convicción, y confianza. Y le agregó contundencia en el primer tiempo. Ahora, va por Los Andes.
La intensidad con la que presiona. La velocidad con la que pasa de defensa a ataque. La movilidad de sus jugadores. La convicción en un estilo de juego. La confianza para arriesgar en pos de esa idea. Y la confianza en el compañero. Además de la capacidad para, tarde o temprano, llegar al gol.
Sólo algunas virtudes que explican este presente esplendoroso de Villa Dálmine. Un presente que sorprende a propios y extraños. Por el rendimiento que muestra el equipo. Y por los resultados también.
Cuatro victorias en cinco partidos, marcando tres goles en cada una de ellas. Y un empate. Un inmerecido empate: Villa Dálmine fue ampliamente superior a Comunicaciones en aquel 0-0 de la 2ª fecha en Campana.
Ya habían caído Platense, Tristán Suárez y Morón. Anoche, la víctima fue Acassuso. Un Acassuso que se vio superado por la intensidad Violeta en los primeros minutos de juego. Un Acassuso que, encima, recibió tres cachetazos en menos de media hora. Demasiado en poco tiempo.
Hasta este partido, Villa Dálmine no había mostrado tanta contundencia en la primera mitad: sólo ante Platense había convertido antes del entretiempo. Pero ante Ssuso desenfundó temprano. Salvatierra tuvo una y no falló. El Duddy Pérez clavó un golazo antológico cuando dispuso de su oportunidad. Y Fede Gásperi no perdonó en una serie de rebotes dentro del área chica. Iban 28 minutos y el partido estaba ya cocinado.
El segundo tiempo sobró. Literalmente. Villa Dálmine bajó las revoluciones, cedió el control del balón y ya no fue el mismo del primer tiempo. No importó, más allá de algunas jugadas de peligro que generó Acassuso. El descuento llegó tarde y prácticamente no preocupó.
Ahora, el nuevo desafío es Los Andes (sábado 15.30 horas), el equipo que, en la previa, mejor se reforzó para esta temporada de la Primera B. Es dirigido por Raúl Cascini y cuenta (casi con seguridad) con el presupuesto más alto de la categoría. Matices que alimentan a un plantel como el de Villa Dálmine. Un plantel que, desde su humildad, quiere más. Porque sabe que, todavía, puede más.