viernes, 25 de mayo de 2012

Viva la Patria...Violeta: Dálmine ya es de la B

Campana festejó a lo grande el ascenso del Viola. Miles de personas coparon el corazón de la Ciudad, donde los jugadores y el cuerpo técnico violeta fueron recibidos con toda la alegría. La autobomba del campeón dio la vuelta al centro local.


Panorámica de una pasión. De a miles, los campanenses festejaron en la Rocca.

La gente comenzaba a poblar la Plaza.

La escalinata va tomando color.

Banderazo violeta.

La familia unita.

Este no quiso perderse nada.

Las violetas, presentes.

Hasta la Intendente y sus funcionarios festejaron en el Palacio "violeta".

Dale Campeón!!!.

Marquitos festejó a lo loco.

En foco,todo el festejo violeta.

Que de la mano, de Nico Otta...el DT también festejó.

Festa do interior, en pleno corazón campanense.

Más del campeón.

Campeones del 96, mezclados en el festejo.

Campana es una fiesta, cuando juega el violeta.

Agustín Gomez, Eduardo Davila, y el Pato Milano, encabezan la autobomba del campeón.

José Ortiz sumó un nuevo ascenso como masajista del Viola.

Otto ídolo violeta. Falcón fue figura esta tarde.

Carnaval en la Ciudad. Villá Dálmine ascendió a la Primera B.



Jugadores, dirigentes, hinchas y bomberos festejan frente al Palacio Municipal.


Un video realizado por Samanta Damario.

El pueblo está feliz. Su equipo, ese que durante años postergó el sueño de muchos acumulando frustraciones, desencantos y desiluciones, llenó de alegría el corazón de los campanenses (incluyendo aquellos que no viven en Campana, pero son hinchas a la distancia) desatando uno de los festejos más grandes de los últimos tiempos.
Tras la vuelta olímpica en el estadio, donde miles ingresaron al verde césped para abrazarse con los jugadores, y en donde no hubo ni un solo incidente (para destacar), la fiesta se trasladó a las calles.
Una autobomba de Bomberos trasladó a jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y allegados al campeón, hacia el centro. Y allí, los miles fueron muchos más...
Ojos llenos de lágrimas, pero también de alegría. banderas que se agitaban tanto como el corazón. La vista se nublaba y se tornaba también, violeta.
Los campeones no le quitaron el cuerpo al festejo, y compartieron la emoción con cada uno de los hinchas que se acercaban a saludar. Paradas obligadas fueron el Palacio Municipal, donde Stella Giroldi (quien no fue a la cancha para cumplir con la cábala) saludó al equipo que luego, al pasar por el restobar La Catedral, se abasteció de champagne y se bañó en burbujeante dicha.
Ya en la escalinata, el festejo fue supremo. Fuegos artificiales, abrazos interminables, banderas y paragüas que no eran celestes y blancos como en aquel 25 de Mayo de 1810, sino violetas. Y salvando las eternas distancias que existen con la emblemática fecha histórica, el pueblo salió a la calle y cambió el "Viva la Patria" por un "Dale Campeón", tan grande como nuestra Ciudad.