Anoche quedó confirmado que el equipo que dirige Walter Otta recibirá a Liniers este lunes a partir de las 15.30 horas. En el mismo día y horario, UAI Urquiza enfrentará a Midland. Si el Violeta gana y el Furgón pierde, el sueño del ascenso se hará realidad.

El Violeta tiene cuatro puntos de ventaja cuando sólo restan tres fechas.
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Si el lunes pasado fue perfecto para Villa Dálmine, el próximo lunes puede ser todavía mejor: puede ser el día soñado. Es que si otra vez se da la misma combinación de resultados del último lunes (victoria del equipo de Walter Otta y caída de UAI Urquiza), todo el pueblo Violeta podrá gritar ¡campeón! y así se haría realidad el sueño del ascenso a la Primera B Metropolitana.
Claro que no todo es tan sencillo. Es cierto que Villa Dálmine (64) logró sacarle cuatro puntos de ventaja a UAI Urquiza (60) cuando sólo restan tres fechas. Pero, como señaló el DT Walter Otta tras la victoria ante Midland, “todavía falta”. Y lo que se viene esLiniers, el lunes a partir de las 15.30 horas en el estadio de Mitre y Puccini, mismo día y horario en el que UAI Urquiza recibirá en Villa Lynch la visita de Midland, luego de la confirmación de la programación anunciada ayer en AFA.
¿Qué representa Liniers en este presente de la Primera C? Un equipo que no ha tenido una buena segunda rueda (3 victorias, 3 empates y 9 derrotas en lo que va del año) y que recurrió a cuatro entrenadores diferentes a lo largo de la temporada. Actualmente ocupa la 19ª posición con apenas 36 puntos. Así, a priori, pareciera surgir un rival accesible para el elenco campanense.
Pero, ¿qué representa Liniers para la historia reciente de Villa Dálmine? Una molestia, una piedra en el zapato. Incluso, la última vez que el Violeta estuvo muy cerca del ascenso directo, en la temporada 2002/03 con “Los Magníficos”, cayó justamente ante este rival en un partido clave, cuando sólo restaban dos fechas por jugar. Entonces, perdió 2-1 en General Villegas y le dejó servido el título del Clausura a Colegiales (el Violeta ya había ganado el Apertura). Años antes, Liniers había eliminado a Villa Dálmine en la primera ronda del Octogonal. Y, para completar esta historia, alcanza con recordar lo sucedido en la primera rueda de esta temporada: el equipo de Walter Otta llegó a Villegas con un invicto de 11 partidos, pero se fue con un doloroso 1-3, a pesar de jugar gran parte del segundo tiempo con un hombre de más.
Por eso, cautela pueblo Violeta. Y aunque suene a frase hecha, nadie ganó nunca un partido sin antes jugarlo. Y mucho menos un ascenso. Claro: eso no quita que el próximo lunes no pueda transformarse en “el día soñado”.